Cada 3 de diciembre se conmemora el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, una jornada para reflexionar sobre los retos que enfrentan millones de personas en todo el mundo y para reconocer su papel imprescindible en la sociedad. En España, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), más de cuatro millones de personas tienen algún tipo de discapacidad, enfrentándose a barreras que no solo son arquitectónicas, sino también sociales, económicas y culturales.
José Manuel Martos Ocaña, trabajador social en la Asociación de Personas con Lesión Medular y Otras Discapacidades Físicas (ASPAYM Granada), conoce de primera mano estas dificultades. En su día a día acompaña a personas que han sufrido una lesión medular o tienen otras discapacidades físicas en un proceso que, en muchos casos, empieza desde cero.
«Cuando alguien llega por primera vez, necesita orientación en aspectos muy básicos, como tramitar un certificado de discapacidad o solicitar la dependencia. Pero esa es solo la primera parte. La verdadera meta es ayudarles a recuperar su autonomía y mostrarles que pueden llevar una vida plena», explica Martos.
Superar barreras y construir oportunidades
Para muchas personas con discapacidad, la mayor barrera no es física, sino social. Aunque la sensibilización ha mejorado en los últimos años, todavía enfrentan prejuicios y falta de oportunidades. «La sociedad empieza a entender que no somos un ‘aparte’, sino ciudadanos con derechos y capacidades. Pero el camino hacia la igualdad real sigue lleno de obstáculos», señala Martos.
Uno de esos obstáculos es el acceso al empleo. Muchas personas con discapacidad quieren trabajar, pero las tasas de inserción laboral siguen siendo bajas. Según un informe del Observatorio sobre Discapacidad y Mercado de Trabajo en España (ODISMET), solo el 35% de las personas con discapacidad en edad laboral está empleada.
Desde ASPAYM Granada, se impulsan programas de formación y orientación laboral con un objetivo claro: demostrar que cualquier persona, independientemente de su discapacidad, puede contribuir al mercado laboral y a la sociedad.
«Tener un empleo no es solo una cuestión económica; es una vía para recuperar la autoestima, sentirse útiles y formar parte activa de la comunidad», destaca Martos.
Los desafíos de un sistema con recursos limitados
Aunque la voluntad de superar estas barreras es enorme, los recursos para hacerlo son cada vez más escasos. Según Martos, muchas asociaciones que trabajan con personas con discapacidad están viendo cómo las subvenciones públicas se reducen progresivamente.
«Cubrir las necesidades de este colectivo no es solo una cuestión de sensibilidad, sino de financiación. Sin recursos suficientes, las personas con discapacidad quedan en una situación de vulnerabilidad que podría haberse evitado», alerta.
La falta de transporte adaptado, el acceso limitado a ayudas para productos ortopédicos o las largas listas de espera para servicios de rehabilitación son solo algunos ejemplos de cómo la falta de apoyo institucional repercute directamente en su calidad de vida.
Un llamamiento a la acción colectiva
En este Día Internacional de las Personas con Discapacidad, desde el Colegio Oficial de Trabajo Social de Granada queremos recordar que la discapacidad no define a las personas. Cada historia es única, marcada por el esfuerzo, la resiliencia y el deseo de participar en una sociedad más justa e igualitaria.
Este día también es una oportunidad para exigir un mayor compromiso de las administraciones y la sociedad en su conjunto. Las personas con discapacidad no necesitan caridad, necesitan derechos: empleo, acceso a la educación, transporte adaptado y entornos accesibles.
Como apunta Martos, «la diversidad nos enriquece. Entender eso es el primer paso para construir una sociedad inclusiva, en la que todas las personas tengan las mismas oportunidades para vivir y contribuir».