Hace 27 años, el asesinato machista de Ana Orantes marcó para siempre a Granada y a toda España. Su asesinato, a manos de su expareja, ocurrió apenas días después de que Ana alzara la voz en televisión para narrar el horror de años de maltrato. Su valentía destapó una realidad silenciada durante demasiado tiempo y se convirtió en el punto de partida de una lucha colectiva contra la violencia machista.
Ana era una de las nuestras: una mujer granadina con una historia de sufrimiento que nunca debió ocurrir ni acabar en tragedia. Su asesinato encendió una lucha que no podemos permitir que se detenga. Porque gracias a ella y a todas las mujeres que han quebrado el silencio, hoy contamos con leyes y herramientas que salvan vidas, aunque no siempre sean suficientes.
Desde el Colegio Oficial de Trabajo Social de Granada queremos recordar que ni la memoria de Ana ni los avances logrados se pueden opacar. En un momento en el que la ultraderecha pretende normalizar discursos que minimizan, justifican o niegan la violencia machista, reafirmamos nuestro compromiso con las mujeres que la sufren y con las profesionales que cada día están en la primera línea para protegerlas y acompañarlas.
Alcanzar una sociedad libre de violencia machista es una tarea de todas y todos, pero también es una responsabilidad que no deben eludir las instituciones públicas. No podemos dar ni un paso atrás.
Por Ana, por las que ya no están y por todas las que aún están aquí. Porque ninguna mujer debe enfrentarse sola a la violencia y porque siempre habrá redes para sostenerlas y justicia por la que luchar.