Construir equipos, no compartimentos: el reto pendiente del trabajo social sanitario

Construir equipos, no compartimentos: el reto pendiente del trabajo social sanitario

En el ámbito sanitario, el trabajo social no puede ser un añadido ni una pieza decorativa que se incorpora a conveniencia. La atención a las personas no se puede parcelar. No puede dividirse en compartimentos estancos. Requiere una mirada global, coordinada, transversal. Y en eso, el trabajo social tiene una labor irremplazable.

Desde hace años, las trabajadoras sociales sanitarias de la provincia denuncian una situación cada vez más insostenible. La falta de plazas, la sobrecarga y el abandono institucional provocan que no se puedan formar equipos reales, sólidos, integrados. Frente a esa carencia, la tendencia de la administración está siendo derivar funciones propias del trabajo social a otras profesiones, que a su vez también sufren esta sobrecarga.

Las profesionales lo tienen claro: es necesaria la construcción de equipos integrados reales. No se trata de competir por espacios, sino de garantizar una intervención conjunta, planificada, cooperativa. Un equipo sanitario no puede funcionar como una suma de departamentos, sino como un todo, con mirada amplia. Se está rompiendo el enfoque comunitario que debería guiar todo el sistema sanitario público.

El trabajo social sanitario tiene una formación específica y una mirada que permite conectar recursos, interpretar contextos y actuar desde una lógica de derechos. La profesionalización de estos equipos no se puede improvisar. No se puede construir un sistema sociosanitario fuerte si el trabajo social no está en el centro del diseño y la implementación de las políticas públicas. Y eso empieza por dotar al sistema de recursos humanos suficientes y por reconocer, de forma efectiva, la labor insustituible de las trabajadoras sociales sanitarias.

Desde el Colegio Oficial de Trabajo Social de Granada lo decimos con claridad: urge una coordinación sociosanitaria real que no se base en parches ni improvisaciones, sino en equipos verdaderamente integrados, donde cada perfil profesional aporte su saber y su enfoque sin duplicidades, sin despreciar el trabajo del otro. Porque cuidar no es competir. Y porque construir salud requiere construir también justicia social.