El Mediterráneo sigue siendo una fosa común: más de 2.400 personas murieron o desaparecieron en 2024 intentando llegar a Europa

El Mediterráneo sigue siendo una fosa común: más de 2.400 personas murieron o desaparecieron en 2024 intentando llegar a Europa

Mientras la Unión Europea sigue endureciendo sus políticas migratorias y reduciendo las vías legales para migrar, el mar Mediterráneo continúa cobrándose vidas. En 2024, al menos 2.452 personas murieron o desaparecieron en esta ruta intentando alcanzar las costas europeas. La cifra es dramática y mantiene al Mediterráneo como una de las rutas migratorias más mortíferas del planeta.

Paradójicamente, estas muertes han ocurrido en un contexto en el que las llegadas irregulares han descendido. Según datos oficiales, el número de personas que lograron alcanzar la ruta central del Mediterráneo -principalmente Italia- cayó un 59 % respecto al año anterior. Sin embargo, la mortalidad no se redujo: simplemente quienes emprenden el viaje lo hacen en condiciones cada vez más precarias, sin apenas medios de rescate.

El motivo no es un misterio. Hoy sólo quedan activas 20 de las 47 embarcaciones humanitarias que operaban en el Mediterráneo central. Muchas ONG han tenido que retirarse por el hostigamiento legal, las trabas administrativas y las sanciones económicas impulsadas desde distintos gobiernos europeos. Al mismo tiempo, la Unión Europea insiste en reforzar sus acuerdos con países como Libia o Túnez para contener a las personas migrantes antes incluso de que puedan subirse a un bote.

Este bloqueo tiene consecuencias directas. Cada vez más personas desesperadas ponen su vida en manos de redes de tráfico que emplean embarcaciones sobrecargadas, sin agua ni combustible suficientes, y sin ningún tipo de equipo de seguridad. Cuando algo falla en medio del mar, las posibilidades de sobrevivir son mínimas. El año pasado se alcanzó, además, un récord global: casi 9.000 personas murieron o desaparecieron en rutas migratorias de todo el mundo.

Desde el Colegio Oficial de Trabajo Social de Granada no podemos dejar de alzar la voz ante esta barbarie. La migración no puede seguir gestionándose con muros, externalización y abandono en alta mar. Es urgente abrir vías legales y seguras, garantizar el respeto de los derechos humanos en cada frontera y proteger a quienes defienden el derecho a la vida, como hacen las organizaciones humanitarias que salvan a diario a cientos de personas en el mar.

El Mediterráneo no puede ser la fosa común que Europa está permitiendo. Exigimos políticas migratorias centradas en la dignidad humana y en la protección real de quienes se ven forzadas a huir.