

En el Colegio Oficial de Trabajo Social de Granada seguimos convencidas de que el colectivo LGTBIQ+ tiene que tener mucha más visibilidad y de que sus luchas deben estar amparadas por derechos en los que el trabajo social es esencial. Por eso, estamos dedicando este mes de febrero a hablar de sus realidades. En esta ocasión, seguimos ahondando en la necesidad de mejorar la formación de nuestras profesionales para frenar las violencias.
En los últimos cinco años, España ha registrado 57.000 agresiones homófobas, una cifra alarmante que evidencia un incremento preocupante de la LGTBIfobia en nuestra sociedad. Este aumento no solo se refleja en las calles, sino también en nuestras instituciones y profesiones, incluyendo el trabajo social.
Un informe de la Federación Estatal LGTBI+ revela que uno de cada cuatro jóvenes del colectivo ha sufrido acoso durante su etapa escolar, y en casi el 64% de los casos, el centro educativo no tomó ninguna medida al respecto. Estos datos subrayan la falta de formación y sensibilización en diversidad afectivo-sexual y de género entre los profesionales que deberían proteger y apoyar a estos jóvenes.
La ausencia de una formación adecuada en el trabajo social no solo perpetúa la discriminación, sino que también impide una intervención efectiva y empática. Es necesario integrar una perspectiva LGTBIQ+ en nuestra práctica profesional para asegurar que cada persona reciba el respeto y la comprensión que merece.
No podemos permitir que el desconocimiento o los prejuicios continúen afectando a quienes buscan apoyo. Es nuestra responsabilidad, como profesionales del trabajo social, formarnos y sensibilizarnos para ofrecer una intervención que realmente marque la diferencia en la vida de las personas LGTBIQ+.