El 18 de diciembre, Día Internacional del Migrante, nos recuerda la importancia de garantizar derechos y dignidad a quienes ejercen su derecho a migrar. Según Naciones Unidas, en 2020 había más de 280 millones de migrantes internacionales en el mundo, representando el 3,6% de la población global. Además, en 2023, la ONU destacó que casi el 50% de las personas migrantes son mujeres y niñas, lo que subraya la necesidad de enfoques interseccionales en las políticas de acogida y atención.
Desde el Colegio de Trabajo Social de Granada, reflexionamos sobre el papel transformador que el trabajo social puede y debe desempeñar. Como señala Cristina Villalba, trabajadora social, «el racismo afecta profundamente a las comunidades migrantes y racializadas, y el trabajo social tiene la obligación ética de participar en su desarticulación, tanto en la teoría como en la práctica profesional».
La cotidianidad de las personas migrantes está atravesada por las desigualdades que genera el racismo estructural y que dificultan o imposibilita su acceso a derechos fundamentales, como pueda ser atención sanitaria, vivienda, empleo, educación, etc. Villalba insiste en que «los y las profesionales del trabajo social deben identificar prejuicios raciales y desafiar las estructuras que perpetúan la exclusión, promoviendo un acceso equitativo a recursos y oportunidades».
Un enfoque antirracista e interseccional en el trabajo social permite reconocer cómo las diversas formas de opresión, discriminación y desigualdad (género, clase, raza o edad) interactúan y afectan a las personas de manera diferenciada. Su inclusión en nuestra práctica profesional garantizará que las intervenciones no perpetúen las desigualdades raciales y/o de género, y que promuevan la justicia social. «Es imprescindible que el trabajo social aborde estas realidades desde la dignidad y la justicia social», recalca Villalba.
Además, este día es una oportunidad para «reivindicar y visibilizar las luchas lideradas por las propias personas migrantes». El trabajo social ha de estar al lado «de los movimientos sociales de personas migrantes y racializadas quienes reclaman derechos básicos y transformar un sistema que desarrolla políticas sociales, económicas y de frontera, racistas», afirma Villalba. Naciones Unidas destaca que los migrantes contribuyen significativamente a las economías y culturas de los países de acogida, pero se siguen enfrentando a políticas restrictivas y criminalizadoras.
En este Día Internacional del Migrante, el Colegio de Trabajo Social de Granada hace un llamamiento para reivindicar un trabajo social comprometido, que sea una herramienta de cambio, defensa y transformación social. Como señala Villalba, «no podemos permitirnos un trabajo social que ignore el racismo y las desigualdades estructurales. Nuestro compromiso debe ser construir sociedades más justas, inclusivas y libres de racismo».