La perspectiva LGTBIQ+ que falta en nuestro oficio

La perspectiva LGTBIQ+ que falta en nuestro oficio

El trabajo social tiene una deuda pendiente con las personas LGTBIQ+. A pesar de que la discriminación del colectivo sigue presente en todos los ámbitos de la vida, la formación específica sobre diversidad afectivo-sexual y de género sigue siendo insuficiente en nuestro sector. No es un problema nuevo, pero sigue sin resolverse: demasiadas veces, quienes necesitan apoyo terminan enfrentándose a prejuicios o al desconocimiento de quienes deberían acompañarles.

No basta con tener buenas intenciones. Hace falta formación real, actualizada y obligatoria. Hace falta que el trabajo social se tome en serio los derechos LGTBIQ+ y que la intervención no reproduzca violencias por desconocimiento. Porque si no formamos, no protegemos. Y si no protegemos, estamos fallando.

Las realidades LGTBIQ+ no pueden situarse en un segundo plano dentro del trabajo social. Es preocupante que algunos profesionales en contacto directo con personas en situaciones de vulnerabilidad no tengan las herramientas necesarias para abordar la diversidad con respeto y rigor. La falta de formación no sólo perpetúa el estigma, sino que agrava las desigualdades de quienes más apoyo necesitan.

La responsabilidad es colectiva: universidades, colegios profesionales y administraciones deben garantizar que la diversidad esté presente en los planes de estudio, en la formación continua y en las intervenciones. Dejarlo al azar o a la voluntad individual de cada profesional es seguir mirando hacia otro lado.

El trabajo social tiene que estar a la altura. No se puede seguir ignorando esta realidad.