

El derecho a la vivienda vuelve a estar en el centro de la lucha social en Granada. Este sábado 5 de abril, a las 12:00h, colectivos y plataformas en defensa de la vivienda convocan una gran manifestación desde El Triunfo hasta la Fuente de las Batallas, en el marco de una movilización estatal bajo el lema «Acabemos con el negocio de la vivienda». Desde el Colegio Oficial de Trabajo Social de Granada apoyamos esta convocatoria y denunciamos la falta de soluciones reales por parte de las administraciones.
El acceso a la vivienda en Granada es cada vez más difícil. La turistificación está vaciando los barrios de residentes, los alquileres alcanzan cifras inasumibles y la especulación sigue marcando el rumbo de un mercado que ha convertido un derecho en un lujo. Mientras tanto, el Ayuntamiento, la Junta de Andalucía y el Gobierno central han demostrado su incapacidad para garantizar el derecho a la vivienda. La reciente Ley de Vivienda es una norma poco valiente que no interviene donde realmente hace falta, permitiendo que el mercado inmobiliario siga funcionando con una lógica que expulsa a quienes menos tienen.
Ana Guardia, de Stop Desahucios Zaidín, lo deja claro: «Salimos a la calle porque son muchas las familias de clase trabajadora humilde que están viendo cómo son expulsadas. Expulsadas de sus barrios, de sus ciudades y hasta de sus pueblos, porque ya es imposible alquilar una vivienda en cualquier parte de Granada, incluso en los pueblos más lejanos del cinturón». La causa es evidente: la vivienda se ha convertido en un bien de mercado en manos de intereses especulativos, en lugar de ser el derecho básico que la Constitución reconoce en su artículo 47.
Pero no todas las vecinas y vecinos se enfrentan a las mismas barreras. La discriminación golpea especialmente a quienes tienen menos recursos, y en particular a las vecinas migrantes con hijas e hijos. Estas familias se enfrentan a barreras económicas, con empleos precarios e inestables, pero también a barreras racistas y sexistas. Se les estigmatiza por su origen, por su maternidad y por la falsa idea de que no tienen derecho a una vivienda digna.
No se trata de que haya unas malas prácticas, sino de que la lógica del mercado inmobiliario es intrínsecamente discriminatoria y expulsa del juego a los grupos vulnerables. La vivienda no se reparte en función de la necesidad, sino del dinero que puedas pagar.
Las reivindicaciones de la protesta son urgentes y necesarias:
- Regulación inmediata de los alquileres y límites a los alquileres turísticos.
- Expropiación de viviendas vacías en manos de bancos y fondos buitre.
- Fin a los desahucios sin alternativa habitacional.
- Cese de la criminalización de quienes defienden el derecho a la vivienda.
«Basta ya de especulación inmobiliaria. La vivienda es un derecho y no una mercancía. Es necesario y urgente poner a disposición de las familias que necesitan un techo las viviendas que están en manos de grandes tenedores», insiste Ana Guardia.
Desde el trabajo social debemos reivindicar que no se puede dar una respuesta solo asistencial, que atenta contra los derechos de autonomía y elección de las personas. No podemos seguir enviando a la gente a albergues o establecimientos colectivos como si eso fuera una solución real. No lo es. Lo que necesitamos es una transformación política y estructural, que garantice que ninguna vecina ni vecino se vea obligado a abandonar su hogar por culpa de la especulación.
Este sábado, Granada se levanta por el derecho a la vivienda. Nos vemos en las calles.