Material sensible: carta abierta de una trabajadora social

Material sensible: carta abierta de una trabajadora social

Han matado a una trabajadora del ámbito social. Tres menores la han asesinado. ¿Era educadora? ¿Trabajadora social? Los medios ni siquiera lo aclaran. Lo que sí hacen es llenar titulares de alarma, con una combinación de sensacionalismo y morbo.

Yo también soy trabajadora social. Y cuando he leído la noticia, he recordado el día en que casi me abren la cabeza con una silla.

Belén estaba sola. Yo estaba sola. Los menores están solos. Y mientras tanto, los medios, la opinión pública y los responsables políticos buscan soluciones mágicas. Algunos piden mano dura, pero la violencia y el odio nunca han sido educación.

No sé la historia de Belén, pero sé la mía. Trabajé años en un centro de menores. Vi a compañeras y compañeros dejándose la piel sin apenas recursos. Nos pedían educar, acompañar, supervisar, ayudar… Pero nos dejaban solas. Cuidar en un centro donde la convivencia es obligada no es fácil. Menores que no quieren estar, fugas constantes, comisarías convertidas en segunda casa. Si hay agresiones, es porque fallamos como sociedad mucho antes.

Quiero contar la historia de Juan. Con 14 años ya había pasado por cinco casas de acogida. Había sido víctima de abuso, pero el sistema, en nombre de su protección, lo separó de su hermana. Desde entonces, estuvo solo. No confiaba en nadie. Nadie confió en él.

Aprendió que la única forma de protegerse era atacar primero. Golpeaba con ira, porque la ira era lo único que no le habían quitado. Lo vi romper todo a su paso. Lo vi sostener una cuchilla. Lo vi hundirse en las drogas. Lo vi perderse. Y lo seguiré viendo, porque el sistema sigue girando como una rueda que aplasta a quien no encaja en ella.

La historia de Belén no debería ser utilizada para criminalizar a los menores. Debería servir para hacer algo antes de que sea demasiado tarde. Para dejar de externalizar los cuidados, para dejar de ignorar el daño, para dejar de mirar hacia otro lado. Pero pasará lo de siempre: pronto olvidaremos a Belén. Pronto olvidaremos a Juan. Pronto volveremos a ver a los menores como cifras que hay que corregir.

Pero no son números. Son el futuro de nuestra sociedad.

Firmado: una simple trabajadora social.

Este texto ha sido escrito originalmente por Ana Serrano y editado, con su permiso, por nuestra institución. Desde el Colegio estamos siempre agradecidas a que nos enviéis vuestras ideas, comentarios y sugerencias, así como textos como el de la compañera.