Cada año se consumen en Granada más de dos millones de psicofármacos. Lo ha publicado el diario Ideal, y el dato es tan crudo como revelador: estamos dopando el sufrimiento. La ansiedad, el estrés o el insomnio no son problemas individuales ni se resuelven solo con pastillas. Son síntomas sociales. Señales de alarma de un sistema del bienestar que no está funcionando.
Especialmente preocupante es el perfil mayoritario de este consumo: mujeres entre 45 y 55 años. Mujeres que soportan la carga mental de los cuidados, la presión de la precariedad, la doble jornada, la violencia estructural. ¿De verdad creemos que lo que necesitan es más benzodiacepinas?
Desde el Colegio Oficial de Trabajo Social de Granada queremos denunciar esta deriva farmacológica que convierte en patologías lo que son, en muchos casos, respuestas humanas a condiciones de vida duras, a la falta de recursos públicos, a la soledad no deseada, a la exclusión o la inseguridad económica.
No se trata de estigmatizar a quienes necesitan apoyo farmacológico —muy al contrario, defenderemos siempre una atención de calidad y sin prejuicios—, pero sí de señalar que no se puede sustituir el derecho al bienestar por un ansiolítico.
💊 Frente a más pastillas, exigimos más políticas públicas.
🛑 Frente a la sobremedicalización, reclamamos más inversión en salud mental comunitaria, servicios sociales, vivienda, conciliación, protección frente a la violencia y apoyo a los cuidados.
✊ Porque no queremos una Granada adormecida. Queremos una Granada que viva con dignidad.
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