Nos han asesinado a una compañera

Nos han asesinado a una compañera

Hoy nos despertamos con la peor de las noticias: han asesinado a una educadora social en el ejercicio de su profesión. Una compañera que trabajaba en una vivienda tutelada en Badajoz ha sido brutalmente asesinada. Y nos duele. Nos duele porque hacemos un trabajo esencial en condiciones que, demasiadas veces, nos ponen en riesgo. Porque no podemos seguir permitiendo que la intervención social se haga en la precariedad, sin equipos suficientes, sin seguridad y sin la protección necesaria.

Pero también nos duelen las niñas y niños que están en esos centros, muchas veces afrontando traumas y situaciones extremadamente complejas, sin recursos suficientes, sin profesionales suficientes, sin un verdadero apoyo que les ayude a construir otro camino. No queremos que este asesinato se utilice para pedir el endurecimiento de leyes penales contra menores. La violencia no se resuelve con más violencia. Esas niñas y niños también son víctimas de un sistema que no les ha protegido, que no les ha dado la atención que necesitaban.

Exigimos seguridad para las profesionales que trabajan en estos recursos, pero también exigimos recursos adecuados, equipos multidisciplinares, condiciones dignas para que las intervenciones sean realmente transformadoras y no escenarios de desesperación y desamparo.

Hoy nos han arrebatado a una compañera. No vamos a dejar que su asesinato quede en el olvido. Pero tampoco vamos a olvidar que hay una deuda con quienes acompañamos en estos procesos. Queremos protección para nosotras, pero también queremos protección para quienes necesitan salir de la espiral de la violencia.

Nosotras seguimos.