

Ni una semana ha pasado desde que denunciábamos el asesinato de cinco mujeres y un niño en apenas 48 horas. Hoy tenemos que volver a hacerlo: un hombre ha sido detenido en Almería acusado de asesinar a su mujer. Una vida más truncada, una familia rota y un nuevo territorio marcado por el feminicidio.
Desde el Colegio Oficial de Trabajo Social de Granada lamentamos profundamente este crimen y volvemos a alzar la voz para señalar lo evidente: la violencia machista no descansa, no se interrumpe, no respeta calendarios. Mientras tanto, la protección institucional sí lo hace. En verano, la red pública de apoyo a las víctimas se debilita y la soledad se multiplica. Para muchas mujeres, estas fechas son sinónimo de más miedo y menos salidas.
No basta con la condena unánime después del asesinato. No sirven los minutos de silencio ni los mensajes de duelo si no se acompañan de más recursos, más prevención y más implicación política y social. Las víctimas necesitan que el sistema funcione antes, cuando aún están vivas, cuando aún hay tiempo.
Tampoco podemos olvidar la responsabilidad colectiva. El terror que viven tantas mujeres se sostiene en un clima social que justifica, relativiza o directamente niega la violencia de género. Cada discurso negacionista, cada broma machista, cada silencio ante señales de alarma, sostiene la impunidad de los agresores.
Reiteramos nuestro compromiso como profesionales del trabajo social para seguir acompañando, protegiendo y denunciando. Pero también para exigir que las instituciones actúen con la urgencia y contundencia que la situación reclama. No podemos permitir que otra mujer sea asesinada sin que nada cambie.