

Apenas unos días después de la Semana Santa, las portadas vuelven a llenarse con titulares de agresiones machistas. Una vez más, tras los días festivos, llega la penitencia que sufren las mujeres. Porque hay algo tan predecible como ignorado: en los periodos estivales, las violencias machistas aumentan. Y no es casualidad.
Las convivencias forzadas durante más horas del día, la disminución de las redes de apoyo habituales, la conciliación convertida en una batalla imposible… Todo se agrava en vacaciones, en puentes, en navidades. Días de descanso para algunas, pero de infierno para muchas. Y lo peor es que los dispositivos institucionales o fallan, o directamente ni se activan. ¿Dónde está la respuesta pública cuando más se necesita?
Ya huele a verano. Y con él, sabemos que llegarán de nuevo las cifras que no queremos que sigan produciéndose. No podemos seguir normalizando esta secuencia perversa: fiesta, silencio institucional, agresión. Es urgente reforzar los servicios públicos todo el año, con recursos descentralizados y con especial atención en estos periodos de mayor riesgo.
El reciente cierre del Centro Municipal de Información a la Mujer de Iznalloz no es un caso aislado, sino un síntoma más de una política que desprotege. Desde el Colegio Oficial de Trabajo Social de Granada insistimos: estos recursos no sólo deben existir, deben estar dotados, activos y disponibles cuando más falta hacen. Y eso incluye el verano.
Reforcemos las redes. Reforcemos los servicios. Porque mientras algunas celebran, otras sobreviven.